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jueves, 16 de octubre de 2014

“Expediente Bagdad”: un thriller en los inicios de la guerra de Irak


Por: Javier Coria. Fotos: Guillem Sans

Imagínense la escena. Primavera de 2003, en el aeropuerto de Bagdad, las tropas de Estados Unidos realizan los primeros combates de la invasión terrestre que terminarían con la caída del dictador Sadam Husein, el 9 de abril del citado año. La población civil, la primera victima de cualquier guerra, sufre las consecuencias del conflicto. Las estructuras del estado iraquí se desmoronan y, muchos mandos militares, políticos y policiales, comienzan la huída para ponerse a salvo con sus familias. En este contexto, un sabio investigador criminal, un policía degradado a dirigir el tráfico en el distrito de Karrada, recibe el encargo de investigar el crimen de una niña… Esto es Expediente Bagdad (Ed. Siruela), una novela policial y algo más, ya que está escrita por dos reporteros expertos en Oriente Medio, Joan Cañete Bayle y Eugenio García Gascón. En un hotel de Barcelona nos concedieron una entrevista.

Es muy atractiva la idea de plantear una investigación criminal en el contexto de una guerra. Si el crimen es una ruptura del orden establecido, la guerra es la máxima expresión de esa ruptura, cuando el crimen se institucionaliza. ¿Habéis planteado esto a la hora de situar históricamente vuestra novela o era porque conocías muy bien ese episodio bélico?

Joan Cañete: No, la idea era premeditada siguiendo lo que tú comentas. Un policía que investiga un crimen no lo hace motu proprio, lo hace dentro de una estructura de Estado, dentro de una estructura de justicia, con unas leyes, etc., pero qué ocurre cuando esto no existe. En la semana en la que transcurre la novela –del 3 al 9 de abril de 2003-, aunque nominalmente estaba en el poder el régimen de Sadam Husein, ya no era cierto, era un país sin ley y sin orden. Por ello nos parecía atractivo el concepto de que, a pesar de todo, alguien se plantee que hay que hacer justicia, aunque no existan las herramientas para llevarla a cabo.


En la novela policial clásica se suele poner en valor el sentido de la profesionalidad, sea éste un policía, detective o incluso un delincuente, cuando el protagonista de novela es el propio asesino. Vuestro policía Rashid al Said, que además es médico y estudioso de la obra de Nietzsche, es un buen profesional, cuyo sentido de justicia le lleva a actuar en una sociedad que se está desmoronando, con grave peligro para él y su familia.

Eugenio García: Hemos querido hacer un protagonista que fuera una persona con una dicotomía, por una parte fiel al partido Baaz (Partido del Renacimiento Árabe Socialista), aunque él duda del partido, pero sigue siendo fiel incluso cuando se está desmoronando el régimen. Para nosotros, el personaje de Rashid tal como ha sido configurado en la novela, es un personaje que tiene muchas contradicciones, pero que hasta el final es coherente con sus principios. Claro que todo esto hay que mirarlo en el trasfondo de la situación política de Irak en esos años, donde nuestro personaje lucha para restablecer la justicia cuando ya no existía un Estado como tal.

Joan Cañete: Ligando esto con tu primera pregunta, resaltar la dificultad de mantener esos principios de los que habla Eugenio, en el contexto de una guerra. No desde el punto de vista obvio de la supervivencia, sino en la frase cliché de la “La guerra todo lo corrompe”, en medio de esa corrupción no es fácil mantenerse fiel a los principios.

El personaje filosofa mucho en la novela. Se plantea la cuestión del mal, no sé si en el sentido del mal absoluto, o sobre el cotidiano, el inherente al ser humano y la sociedad.

Eugenio García: Yo creo que en la novela el protagonista se mueve en un terreno donde está el mal, pero hay dos clase de mal en esta historia. Uno individual, el del asesino, y otro, como se ha visto desde Occidente, el mal del propio régimen, pero nuestro protagonista este último no lo interpreta como tal, sino que al contrario, cree que es lo mejor que podía tener Irak.

Rashid también se interroga sobre el determinismo y el pecado. En una parte de la novela habla de las dos formas antagónicas de ver el pecado, por una parte estaría el libre albedrío, y por otra que Dios dictamina todas nuestra acciones, las buenas y las malas, como proclamaba la secta gnóstica del siglo II, los Adamitas. Claro que el policía siempre se plantea estas preguntas en pura teoría filosófica, porque su partido era ateo, o por lo menos no confesional.

Joan Cañete: La novela, más allá de la peripecia policial, intenta ser un reflejo de una determinada sociedad árabe. La dicotomía entre la razón y la religión, es un choque constante y un debate que está y estará por mucho tiempo. Él intenta reconciliar dos corrientes de pensamientos contradictorias y difíciles, como sería la filosofía de Nietzsche y la religión y la tradición musulmana. Yo creo que no tiene respuestas, él se pregunta: “Si Dios es lo que me estáis diciendo, por lo tanto el mal emana de Dios, pero si no es así, y es sólo bondadoso, entonces no es omnipotente y la duda sobre “el plan Divino” sería razonable”, esta es una contradicción no resuelta; pero él, como policía y estudioso, detecta que existe el mal. Como dice en varios pasajes de la novela, “una sociedad sana es una sociedad justa”, y tiene que entender los orígenes y causa del mal para poder afrontarlo; pero él tampoco encuentra la respuesta.


¿No nos estará quedando una entrevista demasiado intelectual?

Eugenio García: ¿Qué quieres decir?,  ¿qué no la va a leer nadie?

No, precisamente un problema del periodismo y de la industria editorial es menospreciar la capacidad de los lectores. Retomemos la entrevista. Vosotros habéis trabajado mucho tiempo en Oriente Medio. ¿Esto os ha ayudado a crear el paisaje literario de la novela?

Joan Cañete: La novela acaba el 9 de abril y yo llegué a Bagdad el 11, para hacer el relevo del compañero de El Periódico de Catalunya que estaba allí. Después, al año siguiente, cada dos meses estuve haciendo viajes a la zona.

¿Pero hay pasajes novelados de hechos y lugares reales?

Joan Cañete: Sí, hay pasajes que fueron trabajos periodísticos. Del asilo de niños que sale en la novela yo publiqué un reportaje. La descripción del ambiente del hotel Palestina, donde estaban la mayoría de corresponsales extranjeros, también es una vivencia directa. Hay escenas como la de una fosa común con unas botellas de refresco que contienen mensajes dentro, todo eso está sacado de la realidad que vivimos allí.

El hotel Palestina donde asesinaron, porque no se puede llamar de otra manera, a José Couso…

Joan Cañete: Sí, el mismo. Después Eugenio lleva en la zona desde los noventa, así que toda la contextualización política, religiosa, ideológica e histórica de la novela bebe en gran medida de su experiencia. Él ha vivido en Siria, conoce de primera mano al partido Baaz.

Eugenio García: El partido Baaz es un movimiento nacionalista árabe, pero es un movimiento nacionalista limitado, no como el que conocemos en Europa. Por ejemplo, el partido Baaz de Irak o de Siria, no hablaban de Siria o Irak como una nación, sino que hablaban de nación árabe; y el Baaz de Irak o Siria se consideraban como partidos regionales, porque tenían una concepción que abarcaba todo el mundo árabe. Ellos querían exportar su ideología a todo el mundo árabe.

Pero es muy común, en épocas de guerra, ensalzar los sentimientos nacional/patrióticos y religiosos para buscar una cohesión del pueblo al que se quiere llevar a una guerra. Y esto es transversal, entre diferentes ideologías.

Joan Cañete: Allí esta función de cohesión la cumple la religión. En contra de sus principios, Sadam puso en la bandera de Irak la leyenda “Dios es grande”, después de la primera guerra del Golfo y cuando estaban sufriendo el bloqueo internacional. La famosa mezquita de “la madre de todas las batallas” es una construcción de mediados de los noventa. Antes de esto, que el partido Baaz construyera una mezquita de esas características era impensable.

Eugenio García: Y en Siria ocurre algo parecido. El partido Baaz, que empieza siendo antirreligioso, no te digo que se volviera religioso, pero sí pacta con la religión cuando el país está en pleno aislamiento, para buscar el apoyo popular.

La desbandada de los mandos policiales que relatáis en la novela, ¿sucedió de verdad?

Joan Cañete: Sí. En el momento que cae el Estado surge lo peor de la sociedad. Los saqueos fueron la primera expresión de ello. En Europa fueron famosos los del museo de arqueología, pero literalmente se saqueo todo, ministerios, escuelas, universidades, las viviendas privadas de los gerifaltes del partido, la prisión de Abu Ghraid… en esta prisión apenas había presos políticos, pero se abandonó, fue saqueada y destruida, y los presos comunes huyeron.  Luego los norteamericanos la volvieron a reabrir y acondicionar, y sucedió lo que sucedió… (Cañete se refiere a las torturas y abusos cometidos por el ejército yanqui en esta prisión, sobre prisioneros de guerra). Pero la policía desaparece antes de la caída del régimen, cuando los norteamericanos estaban en el aeropuerto. Algunos, como se relata en la novela, a los 5 o 6 días después de la caída, aparecieron con uniforme pero sin armas, dirigiendo el tráfico en las principales capitales de Irak.

Cuando se publica un thriller hay una cosa que parece estar en la genética de todo publicista editorial, y es que no pueden evitar repetir la dichosa frase “trepidante”, que repiten una y otra vez, y en la publicidad de vuestra novela también se ha cumplido esta máxima. En mi gremio, cuando el libro es obra de dos autores, se repite siempre la misma pregunta: ¿Cómo se escribe una novela a cuatro manos?, yo no os la voy a hacer…

Joan Cañete: Te lo agradecemos.

…pero me interesa saber: ¿Cómo os organizáis el trabajo?, ya que cada unos vive en ciudades distintas.

Joan Cañete: Ahora es muy fácil. Esta es nuestra tercera novela que escribimos conjuntamente, pero la segunda publicada. Para la primera, los dos vivíamos en Jerusalén, por lo que quedábamos una vez por semana en un restaurante y discutíamos, pero luego nos comunicábamos por correo electrónico. La segunda, él estaba en Jerusalén y yo en Washington. Y ésta se ha escrito con Eugenio en Jerusalén y yo en Barcelona. El proceso es siempre el mismo, hay una fase previa de preparación y una discusión muy exhaustiva de los personajes. Luego viene el puro proceso de escribir.

Eugenio García: Si hace unos años me hubieras preguntado por la posibilidad de escribir una novela a cuatro manos, o dos cerebros, no lo hubiera creído posible, pero ahora me parece una experiencia muy interesante y enriquecedora. Claro que a veces tienes que renunciar a algunas cosas, pero mejora mucho el resultado final.

(La primera novela publicada por estos dos autores se titulaba Doce olas, una intriga histórica religiosa que transcurre entre Barcelona y Jerusalén. Se publicó en una pequeña editorial y estaba firmada con el seudónimo de Andrés Jal)

La editorial Siruela ha comprado los derechos mundiales de la novela en castellano. ¿Sabéis si se traducirá a otros idiomas?

Joan Cañete: Precisamente está nuestro agente trabajando en ello, que acaba de volver de la Feria de Frankfurt, y aún no hemos hablado con él.

¿Y más trabajos conjuntos?

Eugenio García: Joan está trabajando en una novela suya, pero también tenemos una en conjunto. Tiene algo de policiaco, pero está ambientada en la época de Herodes, y tiene unos rasgos bastante originales que estamos desarrollando en estos momentos.

Pues hemos terminado la entrevista sin descubrir ninguna clave de la interesante trama. ¿Hay más de una niña asesinada? ¿Qué pasa con esas pelotas y juguetes nuevos que tienen los niños tras el paso de la parca por sus barrios? En fin, una buena lectura para las frías tardes que se avecinan y las borrascas políticas que no nos abandonan.


Eugenio García Gascón (Barcelona, 1957) estudió literatura en Barcelona, árabe en Damasco y hebreo en Jerusalén, ciudad en donde reside desde 1991. Ha trabajado como corresponsal para diferentes medios, actualmente es el corresponsal en Jerusalén para el diario Público. Es autor de Israel en la encrucijada (Debate, 2004) y coautor de la novela Doce olas (2007). En 2011 fue galardonado con el Premio Cirilo Rodríguez de periodismo.

Joan Cañete Bayle (Barcelona, 1973) es periodista, licenciado en Ciencias de Información en la Universitat Autònoma de Barcelona. En veinte años de trayectoria profesional como periodista en El Periódico de Catalunya, ha sido corresponsal en Jerusalén (2002-2007), en Washington (2007-2009) y Jefe de Sección de Sociedad. Entre sus trabajos destacan la guerra de Afganistán (2001), la guerra de Irak (2003) y el ciclo electoral estadounidense completo del 2007 y el 2008. Actualmente es Jefe de Área de El Periódico de Catalunya

Publicado en la revista Rambla y el diario Público.

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